Mi dama:
Tus pies descalzos… ¿Cómo serán?
Le sonrío a las formas que me envuelven desde la silueta que imagino tuya al tiempo que la brisa me roza, como mensaje que llega por el sur de la piel. He descubierto en esta espera un motivo para mi hambre. La luna sabe, la historia manda: esperarte es la orden ancestral de los poetas de antaño.
Esta mañana transcurre intensa, plena y luminosa como tu vientre, que no conozco, pero presiento. Observo sobre la ventana unos apenas nacidos rayos de sol, más acá de un cielo con nubes rotas. Va quedando lejos la melancolía, algo grato murmuran las hojas pero un día llegará el invierno. ¿Me encontrará despreocupado entre tus piernas?
Tu tiempo es el mío, fusionados... ¿sentiste al nacer que había un hombre esperándote? Porque me buscaste intuyendo lo que querías y te confundiste al aceptar lo que no era para vos. Voy a rescatarte del encierro que te distrae a golpes de poema, no permitas que sea otro el que consiga la gloria de tu vagina en flor.
Me he convertido en esa enredadera que no se despega de tu muro. Aquí me quedo, junto al balcón de tu escote, a la espera de trepar hasta tus poros y brotar regado por tu aliento. No puedo evitar que mi pensamiento se vaya tras aquel pájaro, se suba a su vuelo y te busque entre la gente.
Advierto en las pequeñas ondulaciones del agua un deseo de alcanzar a quien se le arrima; tal vez es sólo mi imaginación convertida en este río. Seguramente son tus pies los que caminan por la orilla de mis ganas dejándome huellas nuevas… y siendo agua me estiro para besarlos.
Miro hacia el este, viento norte. Pero mis pensamientos se posan en otro punto cardinal de los barrios, allí donde los atardeceres caen en cascada por tu pelo. Gracias por mostrarme la rosa de los vientos y regalarme la fantasía de que mi boca puede estimular la marea de tu entrepierna.
Te dejo un beso como luna que se mete en el patio de tus cosas.
Quedáte conmigo y entenderás la raíz de mis sueños.
...
María Creuza, Toquinho y Vinicius
"Eu sei que vou te amar"