Mi caballo alado tiene su lado poético. Pero maneja el idioma con torpezas y el resultado es un pelotón de palabras deformes. Me sopló al oído esto que él llama “Poema de amor equino” y me pidió lo publique. Argumenta que él también es un romántico, que lo suyo no es sólo volar a lo tonto.
Llego en vuelo a tu balcón con amoreos para pensamarte, todo pensateado de vos. Y dale que te pienso.
Amar es cuando te veo y parapadeo, porque sos muy petalosa, como flor en la
neblina; con pestañas tremolosas, voloneadas al viento, mojadas de placebo lindo,
dubulce, aromatical. Por tu lomo sensuatudo me espiraleo en el allá.
Es como cupuando
tu mirada me barre todo y me tembleco; eso es amar. Y es mi amor cuando
me manoto por tu caracola pura, lubricuda. ¡Qué yegua! Aleteo de amor, morí
varias tertulias al amarte, tertuliado de vos,
rompedazando los vientos.
¡Ay tu mirada
en las tapardes crepuscululares! Cuando allí están tus sosojos me calcino de
tiempo completo. Y me sulfuturo, porque eso es amarte. Y al rondarme vueludamente se me parte el relincho en suspiros como mariposas.
Amar es inverso a rama, de la que penden racimos de grisuvas que cuando llegan a mí desde tu boca mi ego trota. Por vos se me eleva todo y con mi cola tiesa de tanto desearte exploto.
Solo un besímetro podrá medir el peso de este beso que se arrastra hasta tus pezuñas.
Tamo.
…
Antes de levantar vuelo mi caballo alado me pidió que
le haga un homenaje a esas maravillosas mujeres que, con infinita valentía,
salvaron a tantos de sus hermanos.
"Mujeres al rescate de caballos"